jueves, 11 de marzo de 2010

POST - TERREMOTO

Este Terremoto echó por tierra muchas cosas en las que nosotros, como chilenos, creíamos y confiábamos. Pensamos que nuestro país, nosotros, lo que nos rodea, permanecería por siempre inmutable. La Tierra se encargó de recordarnos que esto no es así, nada es para siempre y con esta idea en mente quiero analizar un punto. Una de las cosas que este terremoto echó abajo fue nuestro patrimonio arquitectónico, lo poco que se mantenía en pie, ya no soportó más. Un símbolo de ello es esta iglesia, la Basílica del Salvador, una construcción añosa, característica del Barrio Brasil, que permanecía completamente cerrada desde el 2000 o 2001. Este edificio sufrió graves daños estructurales durante el terremoto de 1985 y había quedado en precarias condiciones, siempre se dijo que había un proyecto de restauración, que este año si se comenzaban los trabajos.... que sólo faltaban los fondos... y pasó que los fondos nunca llegaron, que salía demasiado caro repararla y, al igual que tantas otras construcciones que persisten en esta ciudad desmemoriada, la dejaron vegetar, a la espera de que el tiempo hiciera lo suyo o un "incendio casual" la destruyera por completo, para instalar en su lugar uno de estos edificios modernos, con mucho cristal y muchos, muchísimos departamentos, uno de esos que finalmente, también se vinieron abajo con la sacudida.

Yo tengo una ventaja, al igual que algunos otros pocos, yo la conocí, no por fuera, yo entré, caminé por sus pasillos, vi sus columnas altas, gruesas, llenas de dibujos que no pude distinguir muy bien porque entraba poca luz. Debo aclarar que cuando conocí la iglesia fue poco antes de que cerraran la entrada principal, a esas alturas ya se caía a pedazos y una de las cosas más me impresionó, fue una enorme estructura de metal con forma de pirámide, con una rejilla a mitad de la estructura, que cubría un tramo de la nave central, justo sobre el altar y algunas bancas frente a él. La idea de esto era poder continuar celebrando misas en ese lugar, sin que los feligreses corrieran el riesgo de que se les partiera la cabeza al desprenderse un pedazo del techo, tal era el nivel de precariedad en que se encontraba. Al año siguiente de mi visita, cerraron ese lado y las misas las celebraron en la parte de atrás, donde había una capillita y vivía el cura, originalmente, a esas alturas nadie dormía ahí salvo los mendigos que pusieron sus camas a un costado y que lloraron con dolor cuando carabineros los hizo desalojar por miedo a que se derrumbara lo que hasta ese entonces había sido su hogar. Fue triste, también lo vi. 
Poco después, la capilla también se cerró y ya no se celebraron más misas.
Ahora lamento no haber entrado más veces, no haber fotografiado sus rincones cuando pude, haber pensado que mañana seguiría ahí y que siempre habría otro día para conocerla más. Uno sabe que nada dura para siempre, pero inconscientemente espera que eso no sea verdad, hasta que un día, sin darte cuenta, despiertas y aquello que creíste eterno, ya no está ahí.

Nuestro patrimonio se va borrando, a veces poco a poco, gracias a la desidia y desinterés de una ciudadanía  que no quiere entender que el pasado debe preservarse, al igual como preservamos nuestras memorias personales, ya que nuestro patrimonio es nuestra memoria colectiva y es lo que nos da nuestra identidad. Otras veces, nuestro patrimonio se borra de un plumazo, gracias al actuar de la Tierra, contra el cual nada podemos hacer, salvo tratar de prevenir conservando, manteniendo, HABITANDO nuestros espacios.

Tenemos un deber, y ese es preservar nuestra memoria, no podemos permitir que nuestro patrimonio sea borrado y olvidado. Contamos con dos herramientas más poderosas, tenemos nuestras cámaras fotográficas, gracias a ellas podemos preservar la imagen de lo que es, para poder mostrarlas un día, más adelante, cuando ya no sea... y siempre, siempre podremos contarles a nuestros amigos que nos visitan cómo fue un lugar, lo que había, como se vivía y como influía en el entorno.

Valeria Alessandrini H.
Fotógrafa
Gerente General Turismo Aitué.


NOTA: La calidad de la imagen es bastante precaria ya que fueron tomadas con la cámara del celular. Prometo hacer un álbum con imágenes de mejor calidad, lo antes posible.


° Fotografía izquierda: Fachada posterior Basílica El Salvador.
° Fotografía derecha: Costado que da a la calle Almirante Barroso.


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